El
TDAH es un desorden prevalente del desarrollo que de acuerdo a los criterios
diagnósticos del DSM-V (Amercian Psychiatric Association, 1994), está
caracterizado por un patrón persistente de síntomas conductuales de inatención,
hiperactividad e impulsividad. El TDAH es uno de los problemas más comunes en
la infancia. Su incidencia aproximada es de 5 a 7% para los niños y 2 a 4 %
para las niñas. El TDAH aparece a edad muy temprana, antes de los 7 años. Estos
problemas no se resuelven siempre durante la adolescencia, y persisten en el
adulto en 30 a 50% de los casos, por lo que representan un importante problema
de salud pública (Barkley, Fischer, Edelbrock & Smallisch, 1990 como se citó
en Ardila & Ostrosky, 2012)
Cuando
el TDAH persiste en la adultez, muestra manifestaciones un poco diferentes.
Algunos adultos con TDAH residual buscan atención médica y/o psicológica por
una o varias de las siguientes razones:
• Están insatisfechos porque tienen
problemas laborales severos, cambian constantemente de actividad laboral, o en
su trabajo no se les promueve tan rápido a pesar de ser aparentemente
eficientes.
• Tienen conflictos frecuentes en sus relaciones interpersonales y
con su pareja.
• Se sienten frustrados porque no logran alcanzar sus metas;
aunque realicen grandes planes, sólo consiguen un poco de lo que se proponen
El
Manual Estadístico y Diagnóstico de la Sociedad Americana de Psiquiatría, en su
última edición (DSM-V), requiere 6 de 9 síntomas de inatención y 6 de 9
síntomas de hiperactividad-impulsividad para el diagnóstico de TDAH. Debe
existir, además, evidencia clara de alteraciones funcionales observables en
diferentes ambientes, así como mostrar su inicio desde la infancia. El TDAH no
surge de repente a la edad de 30 años (Ardila & Ostrosky, 2012).
Métodos
de medición.
·
Escalas
de Conners: Inicialmente fueron diseñadas por Keith
Conners en 1969, con el objetivo de evaluar los trastornos atencionales y de
conducta en niños con TDAH que iniciaban tratamiento psicofarmacológico. Sin
embargo, la popularidad de las Escalas de Conners se ha ido ampliando, de tal
forma que en la actualidad se utilizan para llevar a cabo el diagnóstico de
TDAH, mediante la información recogida de profesores y padres. También pueden
ser útiles cuando sea necesario realizar un diagnóstico diferencial entre TDAH,
síndrome disejecutivo infantil o trastornos de personalidad y conducta en el
niño (Portellano & García, sf.)
·
Potenciales
evocados Los potenciales evocados (PE): son técnicas
neurofisiológicas que registran las respuestas cerebrales provocadas por
estímulos sensoriales; se utilizan ampliamente en el ámbito de la medicina y
especialmente en el de las neurociencias, con una finalidad clínica o investigadora.
Permiten evaluar la capacidad atencional del sujeto de un modo no invasivo,
valorando la latencia de aparición de sus ondas (Portellano & García, sf.).
·
Tiempo
de reacción La medida del tiempo de reacción (TR)
es una de las herramientas más utilizadas para evaluar la eficiencia de los
procesos atencionales. Es una técnica psicofisica de fácil aplicación, sin efectos
invasivos y que resulta bien tolerada por el sujeto. Se puede definir el tiempo
de reacción como el intervalo de tiempo que transcurre desde que se presenta un
determinado estímulo a través de un canal sensorial hasta que se produce una
respuesta (Portellano & García, sf.).
·
Escucha dicótica:
La técnica de la escucha dicótica tiene una larga tradición en el ámbito de la
evaluación neuropsicológica, como medio para conocer la dominancia hemisférica
para el lenguaje. También debe incluirse entre las pruebas para evaluar la
atención porque los procesos de toma de decisiones que implica están regulados
por la actividad atencional. La escucha dicótica consiste en la presentación de
dos estímulos auditivos diferentes en cada oído, de forma simultánea (Portellano
& García, sf.).
·
EDAH
El EDAH (Evaluación del Déficit de Atención con Hiperactividad)
es un cuestionario con amplia utilización en España; permite evaluar el TDAH,
recogiendo la información sobre la conducta habitual del niño. Ofrece un método
estructurado de observación para el profesor, compuesto por 20 ítems de fácil
comprensión y que requieren una inversión mínima de tiempo. Se obtienen
puntuaciones en 4 escalas: Hiperactividad, Déficit de atención, Hiperactividad
con Déficit de atención y Trastorno de conducta. Se han establecido puntos de
corte a partir de criterios que pueden ayudar al evaluador a tomar decisiones
acerca del diagnóstico (Portellano & García, sf.).
·
Cancelación
Este
tipo de pruebas sirve para evaluar la rapidez atencional y perceptiva,
conociendo la competencia en tareas de atención focalizada y sostenida.
Consisten en pedirle al sujeto que tache con el lapicero el mayor número de
figuras durante un breve periodo de tiempo (figura 4.1). En los casos de
negligencia las pruebas de cancelación permiten conocer la gravedad del
problema, siendo habitual que el sujeto ignore los estímulos situados en la
mitad izquierda del papel (Portellano & García, sf.).
·
Bisección:
Consiste en pedirle al sujeto que tache líneas dibujadas en una hoja de papel,
tratando de realizar la bisección en el punto central. Las personas normales
cometen menos errores al determinar el punto medio de la línea. Las personas
con heminegligencia tienden a situar la bisección desviándose a la derecha, a
pesar de que la orden que se les da consiste en que señalen cuál es el punto
medio. Cuanto más larga es la línea recta, mayores errores comenten los sujetos
(Portellano & García, sf.).
·
Copia de dibujos Consiste
en dibujar objetos preferentemente simétricos (casa, flor, montaña,
paraguas...), con el objetivo de conocer la capacidad atencional. Los sujetos
con negligencia ignoran la mitad izquierda del dibujo. También se pueden
emplear pruebas como el Test de Retención Visual de Benton (VRT), que consiste
en reproducir figuras geométricas de dificultad creciente. Una de las
modalidades de aplicación del VRT consiste en presentar cada una de las figuras
al sujeto, pidiéndole que a continuación la dibuje, sin ver el modelo. En este
caso, aunque el VRT es una prueba de tipo visoperceptivo, sin embargo, puede
ser utilizada para evaluar la eficiencia de los procesos atencionales del
sujeto. La Figura Compleja de Rey también permite evaluar el grado de
preservación de los procesos atencionales del sujeto (Portellano & García, sf.).