Los
niños con déficit de atención o TDA, presentan en muchas ocasiones confusión e
inatención, lo que les lleva a una pérdida importante de la información.
Generalmente, presentan un tempo cognitivo lento. Tiene dificultades en la
memoria de trabajo y en retener información nueva. Todo ello ocasiona que
en las instrucciones orales o escritas cometan errores. No se caracterizan por
ser niños agresivos, con lo cual no suelen tener demasiados problemas en crear
amistades entre iguales (Ardila & Ostrosky, 2012)
SÍNTOMAS
DE INATENCIÓN
Las
características más destacables del déficit de atención o TDA son:
- Tienen una gran dispersión mental y
se distraen muy fácilmente.
- Les cuesta entender las cosas de un
modo claro y rápido. Parece que nunca entienden las órdenes al cien
por cien.
- Cualquier tarea que implique mucha
atención o concentración les supone un esfuerzo titánico que no siempre
son capaces de mantener hasta el final.
- Dificultad para organizarse. Son muy distraídos y se olvidan rápidamente de las cosas si no las han entendido claramente
Métodos de medición.
·
Potenciales
evocados Los potenciales evocados (PE): son técnicas
neurofisiológicas que registran las respuestas cerebrales provocadas por
estímulos sensoriales; se utilizan ampliamente en el ámbito de la medicina y
especialmente en el de las neurociencias, con una finalidad clínica o investigadora.
Permiten evaluar la capacidad atencional del sujeto de un modo no invasivo,
valorando la latencia de aparición de sus ondas (Portellano & García, sf.).
·
Tiempo
de reacción La medida del tiempo de reacción (TR)
es una de las herramientas más utilizadas para evaluar la eficiencia de los
procesos atencionales. Es una técnica psicofisica de fácil aplicación, sin efectos
invasivos y que resulta bien tolerada por el sujeto. Se puede definir el tiempo
de reacción como el intervalo de tiempo que transcurre desde que se presenta un
determinado estímulo a través de un canal sensorial hasta que se produce una
respuesta (Portellano & García, sf.).
·
Escucha dicótica:
La técnica de la escucha dicótica tiene una larga tradición en el ámbito de la
evaluación neuropsicológica, como medio para conocer la dominancia hemisférica
para el lenguaje. También debe incluirse entre las pruebas para evaluar la
atención porque los procesos de toma de decisiones que implica están regulados
por la actividad atencional. La escucha dicótica consiste en la presentación de
dos estímulos auditivos diferentes en cada oído, de forma simultánea (Portellano
& García, sf.).
·
Cancelación
Este
tipo de pruebas sirve para evaluar la rapidez atencional y perceptiva,
conociendo la competencia en tareas de atención focalizada y sostenida.
Consisten en pedirle al sujeto que tache con el lapicero el mayor número de
figuras durante un breve periodo de tiempo (figura 4.1). En los casos de
negligencia las pruebas de cancelación permiten conocer la gravedad del
problema, siendo habitual que el sujeto ignore los estímulos situados en la
mitad izquierda del papel (Portellano & García, sf.).
·
Bisección:
Consiste en pedirle al sujeto que tache líneas dibujadas en una hoja de papel,
tratando de realizar la bisección en el punto central. Las personas normales
cometen menos errores al determinar el punto medio de la línea. Las personas
con heminegligencia tienden a situar la bisección desviándose a la derecha, a
pesar de que la orden que se les da consiste en que señalen cuál es el punto
medio. Cuanto más larga es la línea recta, mayores errores comenten los sujetos
(Portellano & García, sf.).
·
Copia de dibujos Consiste
en dibujar objetos preferentemente simétricos (casa, flor, montaña,
paraguas...), con el objetivo de conocer la capacidad atencional. Los sujetos
con negligencia ignoran la mitad izquierda del dibujo. También se pueden
emplear pruebas como el Test de Retención Visual de Benton (VRT), que consiste
en reproducir figuras geométricas de dificultad creciente. Una de las
modalidades de aplicación del VRT consiste en presentar cada una de las figuras
al sujeto, pidiéndole que a continuación la dibuje, sin ver el modelo. En este
caso, aunque el VRT es una prueba de tipo visoperceptivo, sin embargo, puede
ser utilizada para evaluar la eficiencia de los procesos atencionales del
sujeto. La Figura Compleja de Rey también permite evaluar el grado de
preservación de los procesos atencionales del sujeto (Portellano & García, sf.).
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